lunes, 12 de noviembre de 2018

ESCRITURA CREATIVA. ¡Oh, qué miedo!


Sentir miedo en determinadas situaciones es tan normal como respirar, sobre todo en aquellos ambientes tenebrosos y románticos que propician este sentimiento. Si bien, esos momentos se convierten en anécdotas que, con el paso del tiempo, nos gusta contar y recordar en reuniones familiares o en encuentros con amigos.


Escribe una redacción de una cara donde narres alguna aventura en la que hayas sentido mucho miedo. Explica qué te sucedió y cómo terminó. No olvides describir el lugar donde todo sucede.




Esta historia sucedió en el año 2013 en Disneyland París, en unas vacaciones familiares, donde mis padres, mi hermana y yo fuimos para disfrutar. Todo ocurrió después de estar todo el día de una atracción a otra. Después de comer, sobre las cuatro y media, mi madre y yo nos fuimos al “Ascensor del terror”, mientras mi padre y mi hermana fueron a dar una vuelta.

 
Esta atracción fue una de las mejores. Al subir, después de una larga cola, vino lo mejor: se cerraron las puertas, todo estaba oscuro y se escuchaban sonidos extraños. Sin saber lo que nos esperaba, miré a mi madre y estaba preocupada por mí, ya que el ascensor empezaba a moverse y a descender. En ese momento se abría una puerta y un hombre empezó a contar una historia de terror. Y de repente el ascensor cayó a una velocidad de vértigo, la gente empezó a gritar sin saber lo que pasaba. Esos minutos fueron los peores de mi vida. Y por fin la atracción terminó. Al salir, mi madre y yo fuimos en busca de mi padre y de mi hermana. Así terminó todo.


Daniel García Rodríguez.
____________________________________




¡Hola! Me llamo Guillermo y os voy a contar mi historia de miedo.

Una tarde de primavera salimos a dar un paseo por el Machío, un campo de Zahínos, mis padres, mi hermano Álvaro, nuestro amigo Carlos y yo. La excursión fue en coche hasta un llano, luego fuimos todos andando hasta la Fuente de la Tacita y, después, regato abajo a los Entalles. Todo el paisaje que íbamos viendo era precioso. 

Por fin llegamos a la Fuente de la Tacita. Todos se fueron a hacerse fotos a los sitios de por allí. Yo, que soy muy curioso, me bajé a ver la fuente, que tenía forma de cosita pequeña. Bajé los escalones y abrí una pequeña puerta, entré mi cuerpo y mi cabeza dentro de la fuente y de repente escuché: 

TRRR…SSSS...TRSSSS…SSS…

Era algo negro y volaba a toda velocidad. Pegué una palmada y salieron dos bichitos. ¡Eran murciélagos!

Del susto que me llevé me caí para atrás y me pegué un culetazo de los que duele mucho el culo, empecé a llorar y a gritar de miedo. Todo sucedió muy rápido. Cuando vinieron todos allí y me vieron llorando en el suelo y con cara de susto, me preguntaron qué había pasado. Les conté lo de los murciélagos. Se echaron a reir: eso te pasa por excusado, joío.

Me levanté todo sucio y empezamos a caminar todos juntos por un regato abajo hacia los Entalles. Tenía miedo porque había galaperos en flor y salían pajaritos y cada vez que salían me pegaba un susto sin querer. Llegué a los Entalles por fin y me senté en medio de una piedra grande y allí me relajé y me tranquilicé. 

De vuelta al coche, todos felices. Yo también. Al final mereció la pena. Fue una excursión al campo muy bonita y todos la recordamos cuando nos hemos vuelto a juntar para salir al campo o en momentos puntuales que he estado con mi hermano Álvaro y Carlos. Pasé mucho miedo y dolor, pero le saqué unas risotadas a los demás. Y yo, cuando lo recuerdo, también me río.


Guillermo Díaz Borrego.
 ___________________________________
 
Cuando yo era más pequeño fui con mis padres a visitar a una familia de Alconchel. Estaba anocheciendo y vi una extraña luz que parecía perseguirnos. Si el coche subía, la luz también subía; si el coche bajaba, la luz también bajaba. Yo, que por aquellos tiempos veía una película de OVNIs estaba muy asustado pensando si la luz podría ser un OVNI y si serían buenos o malos. Yo creo que mis padres también se dieron cuenta y no comentaron nada para no asustarme; yo cada vez estaba más asustado pero tampoco dije nada.

No sé si era por mi miedo pero el camino se me hizo interminable, parecía que Alconchel estaba en el fin del mundo. Habíamos pasado ya Higuera de Vargas, llevábamos un rato de marcha, por la carretera solo íbamos nosotros, no pasaba ni un solo coche. En la película eran luces de plasma y con un tarjeta se volvían de aspecto humano, convivían con una familia. Su nave se había averiado y estaban intentando repararla y en la Tierra obtenían la energía. Esto cada vez se gustaba menos. Con una manta me arropé la cabeza para no ver la luz. Mi madre me dijo que me quitara la manta de la cabeza y le dije lo que me pasaba. Mis padres se echaron a reír, habíamos llegado a Alconchel y descubrí que la extraña luz era la estrella de Belén que lucía preciosa en lo alto del castillo.

Así que me acordé de lo que me decía mi abuela siempre que no quería ir a algún sitio porque me daba miedo:

Un miedo averiguado no es ná”.


José Miguel Díaz Gata.

____________________________________________




 
Desde muy pequeña he tenido pánico a las caretas. Os voy a contar cómo comenzó todo.

Era una mes de octubre muy frío (lo recuerdo porque estábamos acurrucados mis padres, mi hermano y yo sentados en la mesa del brasero). Estaba anocheciendo y tocaron a la puerta; rápidamente salí corriendo hacia allí porque creía que era mi tía Caty. Ella venía todas las tardes a vernos y yo estaba deseando verla siempre. Cuando abrí la puerta vi unas caretas muy feas y yo empecé a llorar. Entonces vino mi madre a ver qué pasaba. Eran tres niños (eso lo descubrí más tarde) con unas caretas monstruosas: eran dos caretas blancas y una, roja. Una careta era de un payaso asesino, otra de un diablo sangriento y la última era blanca, completamente blanca. Los tres niños iban con un mono de trabajo. Era Halloween, así que venían pidiendo caramelos y decían “¿truco o trato?” y se reían. Mi madre les dio caramelos y castañas. 

Yo lloré tanto que esa noche ni comí ni dormí, bueno, no dormí ni esa noche ni en unas pocas noches más. Hasta hace poco tiempo me han dado miedo las caretas. De hecho, este año ha sido el primer año que he ido al desfile de Halloween. Nunca había ido porque creía que me iba a dar miedo, pero he descubierto que no es para tanto.


Beatriz Torres Megías.

__________________________________________________




 
Cuando era solo una niña de cinco añitos, creía que los muñecos y peluches que había en mi habitación cobraban vida por la noche. Todo esto me lo imaginaba porque había visto una película de miedo una noche de invierno lluviosa y de tormenta. No bajé del todo la persiana y, cada vez que había relámpagos, se iluminaba la habitación y veía las caras de los muñecos. Sentía sobre todo miedo del viejo payaso que me regaló mi tía Teresa y que ella conservaba desde su infancia, de ojos grandes y una sonrisa diabólica. ¡Qué miedo!

No era capaz de dormirme y me levanté varias veces. Mi madre me dijo:

- ¡Vete a ka cama y no te levantes más!

Yo, asustada, me fui a la cama y me arrebujé con las mantas como un gusano de seda. La última vez que abrí los ojos se oyeron pasos por mi habitación, risas...ji ji ji...en ese momento me agarré lo más fuerte posible a mi almohada y notaba que alguien tocaba mi edredón. Estaba temblando de tanto miedo como tenía. Entonces, de repente, me desarroparon con un fuerte tirón...¡era el simplón de mi hermano!


Esther Sequedo Rodríguez.

5 comentarios:

  1. Muy buena iniciativa para que los niños se motiven para escribir.
    Seguid así!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Es curioso ver cómo se tiene miedo a lo desconicido y cómo se recuerdan esos momentos. Pero,cómo dice la abuela de Josė Miguel,un miedo descuento no es nå. Enhorabuena,son todas unas historias fantásticas y la ilusión y las ganas con las que están hechas,son merecedoras de elogio.

    ResponderEliminar
  3. Hoy cuando iba para Badajoz, a pesar de ser de día, me acordé de la estrella de José Miguel...jiji

    ResponderEliminar
  4. Puede que esta noche nos cueste conciliar el sueño después de leer estos breves,pero intensos,relatos.
    No se...pero yo no tengo hoy mucho interés en irme a dormir...¡¡Qué mieeedoooo!!

    ResponderEliminar
  5. Las vivencias con miedos son muy bonitas y graciosas . Gracias por motivarlos estan encantados y con esa ilusion buena de seguir haciendolo bien

    ResponderEliminar