ESCRITURA CREATIVA. Entrevista imaginaria.

Ahora vas a hacer una original entrevista. Elige un objeto de la vida cotidiana que te llame la atención o te resulte gracioso para hacerle una entrevista. Presenta al objeto que has elegido y, a continuación elabora una entrevista (al menos 7 preguntas con respuestas curiosas).

          Por ejemplo, imagina que escoges un colchón: “Nacido en 1999 en una fábrica de muebles de Zaragoza, don Colchón pasó su infancia en un almacén esperando a que alguien bondadoso se lo llevara para aplastarlo cada noche”.

El señor Gorro nació en 1990. A día de hoy su trabajo es proteger del frío.

- Buenos días, señor Gorro, ¿cuántos años tienes?

- Hola. Tengo 28 años y nací en una fábrica de China llamada Chinpelo.

- ¿A usted le gusta su trabajo?

- Sí. Bueno, hubo un año que mi dueña cogió piojos y no nos llevábamos bien.

- ¿Crees que tienes competencia con las gorras?

- Eso va por temporadas. Por ejemplo, en verano ellas suelen salir más a la calle pero en invierno salimos nosotros.

- ¿Alguna vez te has perdido cuando ibas por ahí?

- No, pero una vez me quedaron en casa de una chica que tenía un bombín. ¡Fue el peor día desde mi fabricación!

- ¿Tienes amigos o familiares en España?

- Tengo doscientas en España y en China como unas dos mil.

- ¿Por qué tienes ese color rosa tan peculiar?

- No sé, supongo que mis padres serían así.

- Si tu dueña se cansa de ti, ¿qué piensas hacer?

- Me mudo a un sitio en el que de verdad me quieran. No me quiero indignar pero eso me ofendería.

- Muchas gracias por venir. Nos has venido al pelo.

- Gracias a ti. Lo de “al pelo” nunca mejor dicho.

Paula Nogales Alfonso

Doña Cámara nació en el año 2000 en una fábrica de Corea del Sur. Doña Cámara pasó su infancia metida en una caja, esperando a que alguien se la llevase para poder fotografiar.

- Buenos días, señora Cámara, ¿cuál fue su impresión al salir de la caja?

- Una alegría inmensa, tenía una sonrisa de una punta a otra punta de la cámara.

- ¿Cómo fue tu primera fotografía?

- Mal, porque no tenía mucha energía.

- ¿En cuántos sitios te han guardado?

- En muchos sitios, hasta en una caja de zapatos.

- ¿Cuál es la fotografía que más te ha gustado? ¿Por qué?

- La que más me ha gustado ha sido la de un espejo porque podía ver lo guapa que soy.

- ¿Qué se siente al estar en una caja toda la infancia?

- Bien, me sentía encajada.

- ¿Alguna vez te has enamorado?

- Sí, de una cámara muy guapa, o sea, yo.

- Y la última pregunta, señora Cámara. ¿Alguna vez has querido ser otra cosa que no sea una cámara?

- Sí, un libro, porque yo soy casi como una enciclopedia.

Saray Díaz Gómez.

Hoy estoy entrevistando al señor Esqueit. El señor Esqueit nació en el año 1960. Pasó su infancia en el almacén esperando a que alguna persona se lo llevara para hacerlo rodar.

- Buenas, señor Esqueit. ¿Alguna vez has ido patinando y se te ha partido una rueda?

- Pues sí, justo la semana pasada me tropecé con la cola de un perro, ¡no veas como corrí! ¡Se me desorbitaron las ruedas!

-¿Te ha dolido la espalda cuando se te ha subido un gordo?

- Tristemente, sí, estuve tres semanas sin que nadie se subiera encima de mí. Me partí en dos.

- Si pudieras ser otra cosa, ¿qué serías?

- A mí me gustaría ser un libro, porque tengo la memoria más corta que Dori.

-¿En toda tu vida, has visto alguna vez la nieve?

- ¡Que si la he visto! ¡Lo fría que está! ¡Me utilizan como trineo!

- ¿Cuál ha sido el objeto que menos te ha gustado llevar?

- Lo que menos me ha gustado llevar han sido los zapatos sucios de mi dueña y sus hermanos. Huelen fatal, peor que una docena d yogures caducados.

- ¿Te han olvidado alguna vez en la calle?

- A mí, no una, sino por lo menos veinte veces, sin exagerar. No solo el treinta de julio, sino también el veinticinco de diciembre.

-¿Qué pensaste la primera vez que rodaste?

- Sentí que tocaba el cielo y no me equivoqué porque salí disparado.

Elsa Díaz Gómez.

Nació en 1890. Es muy antigua. Sus dueños la abandonaron en una fábrica de objetos antiguos en Almazán (Soria). Un día la encontró allí mi madre. La llamamos la lámpara maravillosa porque se parece mucho a la lámpara de Aladino.

- Hola, Lámpara. ¿Estás mejor en mi casa o en el almacén?

- Aquí estoy mejor, porque allí estaba rodeada de trastes viejos y había mucho, mucho polvo.

- ¿Te parece graciosa mi madre? ¿O es relatona?

- Buenoooo, hay de todo, pero me limpia el polvo y me trata como si fuese una joya.

- Como estás al lado de la tele, ¿cuál es tu serie favorita?

- Pues me tenéis cansada, porque cada uno quiere ver una cosa y al final no me dejáis ver nada.

- Si te pudieras venir conmigo al insti, ¿qué asignatura te gustaría más?

- ¡Ufff! ¡Qué aburrimiento! Prefiero escuchar a tu madre. Ji ji ji ji.

- ¿Qué tal lo pasas cuando se sube el gato y te pone las patas encima?
-¡Ufff! Si supieras lo que se me pasa por la cabeza...En fin, no te lo voy a decir porque…

- Te voy a hacer una pregunta interesante. ¿Tú cómo ves que mis padres estén tan viciados con el programa de Pasapalabra? ¿No te parece un rollo?

- ¡Tienen un vicio que madre mía! Y al final nunca se llevan el rosco, se queda siempre a dos preguntas por contestar o fallan alguna, pero parece un programa de mucha inteligencia, para esto hay que estudiar mucho para ser inteligente.

-¿A quién te gustaría parecerte?

- Pues, como me parezco a la lámpara de ese tal Aladino, pues me gustaría ser como él, y así podría conceder muchos deseos y hacer feliz a mucha gente.

- Me ha encantado hacerte esta entrevista. Me pareces muy curiosa y estamos muy contentos de tenerte con nosotros y aquí te quedarás para siempre.

Gonzalo Torres Córdoba.

En un lugar privilegiado de mi habitación, mi cama, hay un muñeco blandito que tiene un jerséis de lana esponjosa como el algodón, unos pantalones de cuadros rojos y unos zapatos blancos como la nieve.

- ¿Cómo recuerdas aquellos días que pasaste en el escaparate de la tienda?

- Estaba entretenido porque veía pasar a la gente y me ponía muy contento cuando las niñas y las abuelitas se paraban a mirar.

- ¿Qué sentiste cuando mi abuelita te eligió a ti?

- Sentí una inmensa alegría al saber que de entre todas me había elegido a mí. Pero también estaba nervioso pensando cómo sería mi nuevo hogar y cómo sería mi dueña.

-¿Cómo fue el primer día al llegar a mi casa?

- ¡Buuu! ¡Qué calor pasé la noche de Reyes al lado de la chimenea! Estaba deseando que llegara el momento en que alguien cogiera mi caja y me desenvolviera. Y qué alegría al ver tu cara de asombro y felicidad. ¡Fue un momento mágico!

- ¿Estás contento de estar conmigo?

- ¡Claro que sí! Eres una niña muy simpática y cariñosa. Cuando tenías seis añitos jugabas mucho conmigo pero ahora, con doce, sigues acurrucándome y pasamos mucho tiempo juntos en la habitación estudiando.

-¿Pasas miedo por la noche en la oscuridad?

- Sí, un poco. No me gusta nada ese muñeco que está en lo alto de la estantería, ese que hiciste para el día de Halloween con tu padre...aunque sé que de allí no se va a mover.

- ¿Cuáles son tus momentos más tristes?

- Cuando un juguete se rompe y no tiene arreglo. Pero, sobre todo, cuando decides llevar alguno al doblado y ya no lo vuelvo a ver. Pienso que algún día me puede pasar a mí.

- ¿No te cansas de tener siempre la misma ropa?

- Me gusta mi ropa, pero en el verano paso mucho calor. Preferiría que me pusieras una camiseta de sisa, unos pantalones cortos y unas sandalias.

-Gracias, mi querido muñeco, por haber sido tan sincero. Un besote y un abrazo muy fuerte para ti.

Esther Sequedo Rodríguez.

La familia Pipina es bastante numerosa. Nacieron en un gran campo de girasoles de Granada. Cuando fueron pipas hechas y derechas las cosecharon y tostaron. Tras muchas vueltas de aquí para allá, llegaron a mi casa en una brillante bolsa azul.

- ¡Queridas Pipinas! ¿qué recordáis de vuestra infancia?

- ¡Ay, niña! ¡Qué días más buenos eran aquellos cuando vivíamos en el gran campo de girasoles! Las mariposas y los bichitos nos visitaban a diario.

- Zi zi, los bichitos...¡Y los pájaros! Ellos ze llevaron a algunas primas nuestras...¡Las más gorditas! Como la Zuzi. ¡Ay, cómo me acuerdo de ella!

- Pero, algunos momentos serían buenos ¿no?

- Sí, claro que sí. Nos encantaba que el sol nos diera en la cara todos los días.

-¿Cómo fue vuestra llegada a la fábrica?

- ¡Ay, mi arma, si yo te contara! Nada más llegar, nos estrujaron y nos sacaron de nuestra casita amarilla. Después, fuimos a un horno y salimos tostaditas. Y, por último, nos pusieron esta capita de sal que llevamos en nuestro cuerpo serrano.

- ¿Cómo es la vida en la bolsa?

- No está mal. El lado brillante de la bolsa hace que estemos fresquitas y crujientes. Nos gusta mucho servir de entretenimiento a tanta gente.

- ¿Tenéis algún enemigo?

- Enemigos, enemigos, no. Más bien, intrusos. De vez en cuando se nos cuela alguna almendra o pistacho ¡Son unos prepotentes! Se creen mejores que nosotras porque, claro, la gente al verlos se chiflan por ellos.

- ¿Os lleváis todas bien?

- Por supuesto que sí. Somos una familia. No solemos discutir aunque a mí, por ejemplo, me da un poquito de coraje cuando veo a alguna prima mía más fresca de lo normal: la pipa pelada le dicen. Anda que salir por ahí sin ropa…

- Venga, vamos a ir terminando que tenemos cosas que hacer. ¿Qué recomendación le dais a los frutos secos que os están escuchando?

- Que sean muy felices. Somos unos alimentos muy ricos que gustamos a casi todo el mundo. Poca gente puede resistirse a una buena pipa, almendra, avellana o pistacho. Hemos nacido para ser comidas y disfrutadas.

- Bueno, Pipitas, me ha encantado hablar con vosotras. Cada vez que abra una bolsa de pipas pensaré en estas historias y en vuestra actitud positiva.

Y colorín colorado, la bolsa de “ El elefante rosa” me he zampado.

Y colorín colorete, en la bolsa se coló un cacahuete.

Beatriz Torres Megías.