Pide
a tu madre que se siente en una silla contigo. Ofrécele un vaso de
agua y pídele que te cuente cómo fue tu nacimiento sin que tu padre la escuche. Escribe lo que
ella te cuente cuidando la redacción. Después haz lo mismo con tu
padre.
Mi madre dice que mi nacimiento fue muy rápido ya que iba con muchos
dolores e incluso pensaban que tendrían que pararse en el camino
porque los dolores eran muy fuertes.
En las rotondas de Badajoz mi padre iba rápido con el coche y lo
pararon los civiles. Cuando vieron que estaba punto de salir, le
dijeron a mi padre que los siguiera hasta el hospital. Mi abuela
estaba muy nerviosa y se montó en el coche de la Guardia Civil.
Cuando llegamos al hospital estaban esperando a mi madre con una
silla de ruedas, la entraron a paritorio y en diez minutos había
nacido yo, sobre las diez de la noche. Pesé 2,550 kilos, nací muy
sanito. Mis padres estaban muy contentos al ver que todo había
salido bien.
Mi padre cuenta que lo llamaron por teléfono para que se viniera a
casa porque mi madre estaba con los dolores de parto. Se montaron en
el coche y tiraron para Badajoz, iba muy rápido y lo pararon los
civiles casi llegando al hospital. Al ver que mi madre iba con
muchos dolores le dijeron que fuésemos detrás de ellos, nos iban
abriendo paso. Cuando llegamos al hospital estaban esperando los
médicos para entrarla dentro y en unos diez o quince minutos ya
había nacido. Todos se pusieron muy contentos al ver que todo había
salido bien.
Francisco Estévez Perera.
Según mi madre, rompió aguas a las nueve menos cuarto de la mañana aunque no tenía dolores ni nada, pero cuando llegó a Badajoz,
transcurridas algunas horas, no conseguía dilatar y entonces le
tuvieron que provocar el parto. Lo pasó muy mal, tenía mucho dolor,
poco a poco fue dilatando y a las siete y veinte de la tarde nací
yo. Ella, al verme, dijo que yo era muy fea porque nací “ahuevada”
de estar tanto tiempo encajada, pero a las dos horas mi cara y mi
cabeza habían cambiado.
¡No dejaba de llorar! Y mi madre en reanimación me escuchaba y me
conocía por el llanto. Después de dos horas de nacer me subieron por fin a planta con ella. Yo seguía llorando porque tenía hambre,
pero mi madre no tenía leche para darme. Al final me tuve que beber
el biberón. Cuando llegamos por fin a casa, yo seguía llorando y
ella no sabía por qué, así que decidió llevarme al pediatra y
tenía cólico lactante.
Según mi padre, le daba miedo cogerme porque eran muy pequeña,
aunque de la alegría le entraron ganas de llorar. Estaba muy nervioso
porque no dejaba de llorar.
Candela Rodríguez Vega.
Hola, voy a contar cómo fue mi nacimiento contado por mi madre y por
mi padre.
Mi padre estaba trabajando en Jerez de los Caballeros, lo avisó mi
abuela de que estaba con mi madre en el hospital. Entonces se vino de
Jerez rápido y se fue a Badajoz. Cuando llegó ya la tenían en
paritorio preparada para dar a luz. “Llegué con el tiempo justo
para entrar en el parto” - me dijo. Y estuvo todo el tiempo con mi
madre en el potro viendo cómo nacía yo. Dice que me costó nacer,
después lo echaron del paritorio para poder curar a mi madre y
atenderme a mí, que nací con poco peso (1,950 kilos) por lo que
tuvieron que subirme a Neonatos para meterme en la incubadora. Allí
estuve durante diez días hasta que cogí el peso adecuado. Dice que
fue una experiencia muy bonita.
Según cuenta mi madre, el día 9 de noviembre tenía revisión y se
levantó con molestias pero ella no sabía que esas molestias podrían
ser contracciones, ya que todavía no me tocaba nacer. Cuando llegó
a Badajoz, le pusieron los monitores y le dijeron que tenía
contracciones y estaba algunos centímetros dilatada. La ingresaron
y, según iba pasando el tiempo, eran más fuertes. Estaba sola con
mi abuela, pues mi padre estaba trabajando en Jerez. Ella lloraba
porque pensaba que podía pasar algo. A lo largo de la mañana
estuvieron intentando quitarle los dolores para que no naciera aún
ya que me faltaba un mes para cumplir, pero no pudo ser: a las tres
de la tarde la bajaron al paritorio y nací a las cuatro de la tarde.
Todo fue muy bien pero nací con poquito peso, como ha dicho mi
padre, con mucho pelo y muy moreno, medí 49 centímetros.
Alejandro García Vega.
Mi madre se había levantado normal, pero después de desayunar
empezó a tener molestias. No le dio importancia pero a lo largo de
la mañana empezó a tener dolores. Papá no estaba en casa porque
ellos no me esperaban todavía, así que avisó a mi tita Teresa.
Durante el viaje mi tía iba nerviosa y mi madre quejándose. Al
llegar al hospital la pasaron a la sala de partos y le pusieron un
montón de cables por la barriga y oía el latido de mi corazón. No
dejaba de pensar si sería normal ya que en los últimos meses de
embarazo le dijeron que tenía la cabeza menos desarrollada que el
cuerpo.
En el momento del parto asomaba la cabecina pero no quería salir,
así que nací con ayuda de los fórceps. Me pusieron encima de mi
mamá y ella lloró de felicidad al ver que era una niña normal
aunque muy chiquitita.
Ahora escribo cómo vivió mi padre ese momento. El día en que nací
mi padre estaba trabajando en la provincia de Sevilla. Cuando lo
avisó mi tita Tere, se puso nervioso, pensando que estaba demasiado
lejos, pero cuando llegó a Badajoz solo hacía cinco minutos que
había nacido. Cuando me vio le dijo a mi madre que tenía que
comprarme sombreros porque tenía la cabeza perfecta. Estaba muy
feliz.
Esther Sequedo Rodríguez.
Mi madre llevaba un mes en el hospital porque es diabética. El día
11 de enero del 2006, después de algunas complicaciones, nací yo.
Era muy chiquita y muy bonita. Como fui prematura, rápidamente me
metieron en una incubadora. Mi madre recuerda que, cuando dijeron que
podían verla los familiares, allí no había nadie: toda la familia
estaba en Neonatos viendo a la muñequita preciosa. Al día
siguiente, mi madre pudo subir a verme y dice que era lo más bonito
que había visto nunca.
Después de cinco días en el hospital, nos fuimos a casa. Se les
pasaban las horas mirándome. Mi tío Juanjo dice que más de una vez
se quemó la comida porque todos estaban embobados conmigo. Mi madre
dice que mi primer día de vida fue uno de los momentos más
especiales de su vida: ser madre.
Mi padre dice que nací muy pequeña y muy naranja, como una gamba.
Cuando le dijeron que me cogiera para que me acostumbrase a él, mi
padre decía que no me cogía porque a ver si me iba a caer. Yo
estaba en la incubadora moviéndome de un lado al otro y no me estaba
quieta.
Tanto mi padre como mi madre recuerdan ese día con mucha felicidad y
es que el nacimiento de un hijo es algo muy importante para todas las
personas: “Un hijo hace el amor más fuerte, los días más
cortos, las noches más largas, los ahorros más pequeños y el hogar
más feliz”.
Beatriz Torres Megías.
Era una mañana del jueves 14 de septiembre, primer día de la feria
de Oliva y teníamos un bar – dice mi madre-. Había muchas cosas
que hacer. Después de llevar a mi hermano a la escuela, mi madre se
puso a limpiar el bar de la noche anterior y mi padre terminaba de
preparar las cosas. Mi madre le insistía a mi padre que fuera al
banco a por cambio y mi padre decía que había tiempo. Sobre las
doce de la mañana mi madre se enfadó y mi padre por fin fue a por
el cambio. Cuando llegó del banco, mi madre le dijo:
- Ea, vámonos a Badajoz.
Mi padre se quedó helado.
Sobre las dos o dos y media llegamos a Badajoz, mi madre no podía
estar sentada y las enfermeras decían que tenía que aguantar. Ya
sobre las tres y media mi padre se enfadó y entraron a mi madre para
adentro, ya no tuvo mucho tiempo y a las cuatro y veinte de la tarde
nací. Mi madre y yo nos quedamos en Badajoz y mi padre se vino a la
feria. Al día siguiente fueron a conocerme mi hermano y mis abuelos.
Según mi padre: en la mañana del jueves 14 de septiembre del 2006,
mi mujer y yo nos levantamos temprano ya que era el primer día de la
feria, había que limpiar y organizar para tenerlo todo preparado.
Cuando terminamos de limpiar, mi mujer me comentó que se tenía que
ir a Badajoz. Yo le pregunté:
- ¿A qué?.
Ella me señaló la barriga y me dijo que se estaba poniendo de
parto. Yo me quedé de piedra porque encima al ser feria...ufff.
Cogimos el bolso, nos montamos en el coche, avisamos a la gente que
tenía que trabajar en el bar esos días y lo comunicamos a la
familia para que recogieran a Mario que estaba en el colegio. Nos
pasamos por Zahínos, cogimos a mi suegra y nos fuimos.
Cuando llegamos al hospital estuvimos en la sala de espera hasta que
la vieron. La doctora dijo que volviésemos fuera porque aún
faltaba. Yo estaba sentado y mi mujer de pie. De pronto me di cuenta
de que ella no estaba bien, cada vez el dolor era más fuerte. Me
levanté de la silla y me fui hacia la puerta donde estaban los
médicos, le di un empujón y la abrí de par en par. Entonces
salieron dos enfermeras, la médica y el guardia de seguridad porque
rompí la puerta. La doctora decía que solo se atendía por orden de
llegada y que además como estaba de pie...Yo le dije que estaba de
pie porque no podía estar sentada y que el niño estaba a punto de
nacer. Por fin se convencieron y la pasaron a paritorio y allí en
menos de una hora nació mi hijo. Durante el parto yo estuve presente
con mi mujer y fui el primero en ver a mi hijo Adrián.
Adrián Lucas García.
Qué recuerdos tan bonitos los de esos días!!!! Recordarlos es como vilver a vivirlos de nuevo. Enhorabuena están todos los escritos contados de una forma maravillosa.
ResponderEliminarLos niños y niñas han expresado muy bien cómo el mismo acontecimiento es vivido de distinta manera en cada familia,pero todos hemos coincidido en la felicidad que supuso en nuestras vidas ser padres.
ResponderEliminar¡¡Seguid escribiendo que lo hacéis genial!!
Son relatos preciosos y a ellos les ha emocionado escuchar cómo fue el día de su nacimiento y el de sus compañeros. Gracias por la colaboración de padres y madres.
ResponderEliminarGracias a ti por tu esfuerzo y trabajo diario con ellos y por conseguir engancharlos y que DISFRUTEN ESCRIBIENDO a la vez que van aprendiendo.
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